A modo de introduccion

Iniciamos el trabajo práctico que tendrá como eje principal a la censura vista desde otro ángulo y no desde el lugar común en el cual suele identificársela como un mero mecanismo de reivindicación al periodista.
Tomamos como punto de partida al texto de Juan Waldemar Wally, Generación Argentina de 1840, Grandeza y frustración. En él, el autor describe a una parte de los nacidos entre 1888 y 1902 como la fuente de mayores riquezas individuales de la historia argentina. Estas diferentes personalidades (políticos, artistas, escritores, pensadores) vivieron en una época de revalorización de las raíces culturales, transformación económica profunda y tenían como valor máximo a la justicia social. No obstante, la “generación de oro” no llegó a completar su ciclo histórico, su obra ha quedado trunca, según Wally, por los grandes sucesos ocurridos entre los años 1954 y 1955 que han marcado el quiebre de ésta por casi tres décadas.
Y justamente pasadas esas tres décadas es el período que tomaremos para analizar y comparar la labor realizada por la generación citada anteriormente y la de los nacidos entre 1878 hasta nuestros días.
Entre el gran abanico de áreas de actividades que ejercieron estas personas pondremos el foco en los artistas que expresaron su obra a través del humor gráfico ayer y hoy.
Recopilamos una serie de textos, videos y otros materiales alrededor de los cuales volcaremos nuestra opinión y conocimiento.

miércoles, 29 de octubre de 2008

IMAGINADORES. LA AVENTURA DE LA HISTORIETA ARGENTINA




FUENTE: Youtube

Forma de trabajo

Trabajo práctico de derecho a la información

Humor grafico y censura
(Comparando las décadas de 1940/50 con las de 1990 hasta hoy)


Hipótesis de trabajo:
El desarrollo cultural planteado por Wally se da también en el humor grafico. Y como todo movimiento que de alguna forma puede expresar más de lo que parece, se ha visto censurado en numerosas ocasiones y de diversas formas.
Actualmente con la evolución de la tecnología, se pueden observar nuevas formas de hacer humor (gráfico) y con ello ha evolucionado también la censura, aunque perduran antiguas formas de ésta. Y eso es lo que queremos dar cuenta con nuestro trabajo.

Blog: http://censurayhumor.blogspot.com/
Mail: censurayhumor@gmail.com

Forma del trabajo:

• Las entradas poseen comentarios que relacionan los textos y explicitan nuestra postura con respecto a las mismas.
• Las integrantes del grupo han hecho comentarios a algunas o a todas las entradas del Blog y en ocasiones más de un comentario. Con esto queremos hacer más evidente la nuestra opinión acerca de la libertad de expresión, ya que si alguna no piensa lo mismo o piensa algo más es libre de hacerlo a saber.
• También está organizado por fechas para ubicarlo en el tiempo
• Todos los textos poseen las fuentes, así como también se encuentran links con las páginas consultadas y recomendadas para mayor información y un espacio de Youtube que los acerca a un mini documental sobre Humor Gráfico.

Otra seccion de lo expo


Homenaje de artistas y humoristas actuales a un grande del humor grafico y la literatura argentina

"AHIJUNA... CON EL MENDIETA SE HA AGRANDÁU COMO GLOBO INFLÁU"

Foto de la expo de Caro Chinaski

domingo, 26 de octubre de 2008

Diez años vistos a traves del humor argentino (1992-2002)

La pasada década de los noventa trajo profundos cambios en la convulsionada Argentina de la hiperinflación de entonces. Por un lado, se iniciaba el segundo mandato presidencial consecutivo luego de la recuperación de la tan anhelada democracia. Por otro, al poco tiempo comenzaba una serie de transformaciones que repercutirían de manera incuestionable en la realidad de nuestro país: privatización de empresas públicas, centralización de la economía, alineamiento cada vez mayor con Estados Unidos, incremento descomunal de los índices de desocupación y de la deuda externa y un recorte feroz en los fondos del Estado y los sueldos en general, entre otras cosas.
Pero el humor gráfico local no permaneció ajeno a esto. La legendaria revista HUM®, que a fines de los años setenta había esquivado hábilmente el acoso de la dictadura y se consolidó en los ochenta como el referente del humor escrito y dibujado en la Argentina, continuó denunciando con su particular sesgo irónico todas las barbaridades perpetradas por el gobierno de turno. Pero ya no estaba sola en esta empresa: algunas publicaciones similares e incluso programas radiales y televisivos se adueñaron del estilo y opacaron su exclusividad. Esto, sumado a manejos internos poco claros y deudas contraídas con sus colaboradores, sentenciaron su decadencia y posterior muerte a mediados de la década.
Por consiguiente, la óptica del humor gráfico mayormente ya estaba inclinada hacia el lado de lo político, con especial énfasis en la inefable figura del entonces presidente Carlos Menem y sus aires de soberbia, frivolidad y sospechadas conexiones con la mafia y la corrupción. Probablemente Nik (Cristian Dzwonik) a través de sus colaboraciones y sus fotos humorísticas publicadas en el diario La Nación haya sido el abanderado de esta causa, con incursiones en la desventurada vida cotidiana del argentino, y apuntalado en otros medios por una nueva generación de humoristas que se consolidó en esos años: Kappel, Marito, El Ruso, Dani The O, Tute, Liniers, Bianfa, Costhanzo, Legal, Rovella y El Niño Rodríguez, entre otros, aportaron su cuota de renovación haciendo hincapié en la realidad social.
La libertad de prensa y el ejercicio del humor no fue el ideal en esa época. El mismo Nik fue amenazado y secuestrado en una situación muy confusa, y comediantes de teatro y televisión recibieron llamadas e intimidaciones. La perspectiva laboral se restringió mucho, y aunque la tan sobrestimada Convertibilidad lanzada en 1991 ancló el dólar a nivel del peso y otorgó una cierta estabilidad económica, el trabajo fue mermando hasta alcanzar niveles insospechados. Los gustos del argentino medio fueron cambiando también, y el placer semanal de deleitarse con el humor gráfico y escrito fue dejado de lado para dirigir la atención hacia nuevas propuestas "humorísticas" de dudoso gusto. «Es inútil gastar dinero en una revista. Si mañana puedo encender la TV y escuchar todos los chistes que quiero» Se podría haber escuchado.
Lo cierto es que con tan delicado panorama, las pocas publicaciones de humor gráfico fueron heridas de muerte. Uno de los pocos intentos en revitalizar la industria en 1998 fue La Murga, revista que evocaba el espíritu de su antecesora HUM®, que también contaba con algunos directivos y varios colaboradores de ésta entre sus filas, pero la esperanza se diluyó pronto, durando lo que un suspiro. Sólo quedó margen para la experimentación a través de fanzines y boletines de distribución menos masiva (que ya venían fogueándose hace tiempo en el circuito under), como El Garrotazo, Suélteme, Tirapia y Lápiz Japonés, con predominio de la historieta humorística; también aparecieron revistas regionales (como Salta la Risa y El Cata), que revitalizaron la gráfica del Interior [provincias interiores de Argentina], en cierta forma recogiendo el guante dejado en los ochenta por la mítica Hortensia, de la provincia de Córdoba.
El traspaso de gobierno a fines de 1999 trajo un cambio de partido político al mando, pero no de medidas. Continuó la misma política económica, y se profundizaron la desocupación, la inseguridad y la marginación social.
Se continuó fustigando la figura presidencial, esta vez del presidente Fernando De la Rúa, con sus desatinos y torpezas, a través de las secciones de humor de los principales periódicos, como el mencionado La Nación, Clarín, Página/12 (famoso diario opositor cuya ironía ya estaba plasmada en el titular de portada y su foto), La Voz del Interior, La Capital, El Tribuno, etc.
Por otra parte, varios colegas emigraron a países como España, Italia y Estados Unidos, en busca de la oportunidad laboral y el reconocimiento, dado que en el país la remuneración, como en todos los puestos de trabajo, se había tornado irrisoria. Las probabilidades de remitir colaboraciones a los medios gráficos se tornaron dificultosas, ya que las editoriales se vieron forzadas a reducir presupuestos y por consiguiente a prescindir de muchos de sus colaboradores, dibujantes incluidos, por no mencionar a las que directamente cerraban sus puertas.
Con la escasez de revistas especializadas, el auge de internet comenzó a expandir los sitios de humor autóctono, y esta nueva herramienta permitió a muchos dibujantes la posibilidad de mostrar su potencial creativo y llegar a un buen número de personas, e incluso al exterior.
Con la inminente salida del gobierno delarruista a fines de 2001, los argentinos nos vimos atrapados por el llamado "corralito" financiero, confiscándonos todos nuestros ahorros por obra y gracia del ministro Domingo Cavallo, mentor de la ya mencionada Convertibilidad cambiaria en la trasnochada etapa menemista. El humor gráfico trató de tirarnos una tabla salvadora, embistiendo nuevamente sobre nuestra triste política tercermundista, en medio del justo reclamo popular que se hizo eco en cacerolazos, marchas a Plaza de Mayo y al Congreso y en convocatorias barriales.
Además de cultivar la sátira política, el humorista gráfico argentino se preocupó por retratar con acidez la realidad diaria de la gente, sus problemas, sus ilusiones, su empleo, su castigada rutina cotidiana, haciendo énfasis en lo tragicómico de nuestra idiosincrasia, con visos de humor negro incluidos. Todo esto reforzado con un particular tinte costumbrista.
Por eso mismo, si uno tuviera que llenar el casillero de ocupación en una solicitud al final de una nutrida fila de postulantes o si en alguna charla ocasional le preguntaran por su empleo, uno bien puede responder (no sin un dejo melancólico):
«¿Yo? Argentino».

por Diego Puglisi
Artículo publicado originalmente en Tebeosfera 021005 / http://www.tebeosfera.com

La desopilane Tia Vicenta

La historia del humor en la Argentina se remota a los periódicos políticos satíricos como Caras y caretas y El Mosquito, del siglo pasado, que fueron un deleite de crítica política mordaz y osada. Pero la historia de nuestro país, golpeado por dictadura tras dictadura, siempre complicó la existencia de las publicaciones de humor. ¿De qué se ríe uno? De lo que más le duele. ¿Y qué puede doler más que un gobierno militar de facto, que tortura, asesina, corrompe y roba? Los argentinos pasamos demasiados gobiernos militares, y el humor político, nos brindó alivio en los peores momentos.
Las revistas de humor nos brindaron un foro de encuentro virtual a todos aquellos que nos rebelábamos ante un presente espantoso. Vivíamos en tal opresión y temor, que no podíamos expresarnos libremente ni ante nuestros vecinos o compañeros de trabajo. Pero abríamos esas maravillosas revistas de humor, y encontrábamos cantidad de firmas inteligentes y seres ocurrentes que aligeraban la realidad. Comprar revistas de humor se convertía en una necesidad imperiosa, un desahogo, un alivio. Ahora que no hay revistas de humor en la Argentina, vemos con nostalgia aquella época en que dibujantes y redactores teníamos un lugar adonde expresarnos libremente y un público fiel que no dejaba de escribir cartas a la redacción, dándonos un feedback permanente acerca de la llegada de nuestra obra.
Entre revistas de humor liviano como Rico Tipo, de Divito, de tiras cómicas costumbristas, como Patoruzú y Isidoro -de Dante Quinterno-, o Mafalda de Quino, se destacó la primer revista contemporánea de humor político: Tía Vicenta.
Tía Vicenta pareció el 20 de agosto de 1957 y se cerró con la censura y clausura impuesta por el dictador Onganía el 17 de Julio de 1966, que se ofendió por la manera en que Landrú lo parodiaba como una morsa de enormes bigotes. En este período brindó nueve años de desopilantes ocurrencias con un formato bastante revolucionario para su época: se usaron por primera vez los fotomontajes y echó mano del humor absurdo que tenía éxito en teatros de revistas para aplicarlo al tema de la política argentina. Pero tal vez su característica más original fue que así como aún hoy todos los diarios y revistas tienen secciones fijas que siempre se encuentran en la misma página, Tía Vicenta fue una sorpresa cotidiana, cambiando secciones y estilos, y hasta cambiando la cubierta para parodiar a otras revistas de moda.
Su creador, Juan Carlos Colombres, apodado Landrú, se inspiró en su tía Cora para hacer un personaje central: una señora mayor que cree que sabe todo y responde a cualquier tema con gran autoridad, pero sin tener idea de lo que está diciendo, mientras explica todo con disparates mayúsculos. Otros personajes de Landrú eran: unas muchachas de la alta sociedad, patéticas de tan frívolas; Rogelio, el hombre que razonaba demasiado; el señor Porcel, un exquisito personaje que se debatía en disquisiciones delirantes que lo situaban en un plano distinto de realidad.
Tía Vicenta no poseía un humor corrosivo, sino casi infantil, pero de todos modos era demasiado atrevida para esa época de obligados silencio y eufemismos. Por Tía Vicenta pasaron maestros de la pluma y del plumín como Oski, Sábat, Garycochea, Faruk, Vilar, Copi, Gila, Conrado Nalé Roxlo, Siulnas, Gius, Brascó, Quino y hasta María Elena Walsh. Mucha de su gracia residía en burlarse de la pretendida elegancia del argentino típico, categorizando por clase desde comidas hasta formas de expresión, cayendo en el paroxismo de ridiculizar al esnobismo con listados completos de "Lo que debe decirse" y "Lo que no debe decirse", y abundando en superlativos como "elegantísimo" y "bochornosísimo"en absurdas guías del savoir faire de la alta sociedad argentina.
Su récord de ventas fue de medio millón de ejemplares en 1966. Desde la fecha de su clausura, Landrú intentó resucitar Tía Vicenta en dos intentos frustrados como suplemento humorístico de periódicos.

viernes, 24 de octubre de 2008

De Exposicion




Carolina Moadeb (Caro Chinaski)
Nacio en Bs.As. en 1975.
Historietista, ilustradora y artista plastica autodidacta. Expuso sus obras mayormente en Argentina (CC Recoleta, CC Borges, Galeria del infinito, Espacio 6.0), asi como también en Mexico, España y Alemania.
Actualmente ilustra para el diario La Nación (ultima pág.), trabaja en el equipo de color de un largometraje de animación argentino y realiza historietas e ilustraciones para 5 revistas de "lifestyle".
Es editora de arte editorial de dos revistas especializadas en moda/tendencias. Autora de arte del proximo disko de Alika & Mad Profesor (Ariwa Records) y de cuatro artes mas para la industria discografica.
Colabora para fanzines de Argentina, Chile y EE. UU.. Mantiene su pagina semi autobiografica "Oh-no" que lleva mas de cinco años. Integra los colectivos de historieta "Historietas reales" y "Chiks on comics", este ultimo en ingles pues reune artistas de Aregnetina, Colombia, Holanda y Alemania.
Pinta en la callesin pertenecer a ningun colectivo, desde 2005 hasta la actualidad (cuando tiene algun espacio de tiempo disponible y alguna pared muy tentadora). Ha publicado su primer libro de historietas "Indecentemente cursi" por la editoria Domus en Argentina, y en marzo de 2009 la editorial Planeta publicara un compilado de sus ilustraciones y textos.

lunes, 20 de octubre de 2008

Las mujeres en la historieta

LA HISTORIETA DE LAS MUJERES

Por Juan Sasturain*

En las historietas norteamericanas de los años `20, una de las mujeres representativas era Blondie, la que nosotros conocemos como protagonista de Lorenzo y Pepita. Desde ese tiempo hubo muchas chicas de historietas y una larga tradición de personajes femeninos, definidos más por la condición de niñas que por su sexo. Probablemente la más famosa fue Annie, la huerfanita. Este fue un típico novelón con una estructura narrativa propia del folletín melodramático, portadora de una ideología muy particular, conservadora y norteamericana. Dentro de las historietas de aventura, figuran las heroínas, que eran las compañeras de los superhéroes: la novia de Superman y la bella novia del Príncipe Valiente. Pero, sin duda, la gran heroína es la Mujer Maravilla. Durante este siglo no hay que olvidarse de Betty Boop, que no viene de la historieta sino del dibujo animado. Es un personaje muy sexy que tiene como característica principal su cabeza, que es un dibujo caricaturesco, en oposición a su cuerpo realista. Es la inocencia sexualmente atractiva. Dentro de las historietas argentinas, por ejemplo en Patoruzú, hay un mundo absolutamente masculino donde la mujer no tiene intromisión. Las únicas que existen son las viejitas que le piden plata para beneficencia; La Chacha, por ejemplo, que es una madraza asexuada. Después de un tiempo aparece la hermana de Patoruzú: Patora, un muy lindo personaje, una fea impulsiva y enamoradiza que se arroja sobre los hombres. Las minas que aparecen con Isidoro son intercambiables, no protagonistas. El gran introductor de la mujer en la Argentian fue Divito, que hizo Las chicas de Divito, que son gráficamente espectaculares, muy altas, bellas y superficiales. Los personajes más recordados de Divito fueron: Pochita Morfoni, la gorda que se comía todo; Gracielita, una nena malvada y Doña Tremebunda, una nena malvada y Doña Tremebunda, una mujer hombruna y fortachona. Lino Palacios también creó un personaje muy particular: Ramona, la sirvienta gallega y bruta. Mafalda es una chica inteligente queencarna la intelectualidad, el progresismo ideológico. Aunque yo me quedo con La Pequeña Lulú, que fue una de las historietas más hermosas del mundo, un personaje extraordinario. No sólo por ella sino por todo el mundo que la rodeaba con personajes muy inteligentes y atractivos.
* Escritor
Fuente: Los personajes y los hechos que hicieron historia, Tomo 2 “Mujeres Inolvidables”, Editorial Gente

sábado, 18 de octubre de 2008

Matias tv 2






http://www.matias-tv.com.ar/multimedia/diariocritica_notajuego.jpg

Matias tv





http://www.matias-tv.com.ar/multimedia/diario-clarin-nota-matiastv.jpg

Alejo y valentina: humor grafico (on-line) de hoy

DIVERSION ONLINE
Alejo y Valentina, dos que están dibujados

La serie de animación que por ahora sólo se ve en Internet está hecha por un argentino de 27 años. Su página web logra 25.000 visitas diarias.
Por Julia Tortoriello

informedeldia@claringlobal.com.ar

- Hola, vitéh
- ¿Cómo andás?, vitéh

Este diálogo lo tuvieron Pedro, de 9 años, y un "señor grande" de unos 40, cuando se encontraron después de todo un año, una tarde de enero en Mar Azul, una de las playas bonaerenses de moda. Y no se trata del diálogo entre dos personas a las que se les pegó la palabra vitéh -una deformación del coloquial ¿viste?- o que hablen naturalmente mal. Además esas palabras fueron dichas con una entonación especial. Fin del misterio. Se trata, solamente, de la reproducción de un diálogo de la serie de animación Alejo y Valentina. Una serie de cortos que se presentan en episodios creados por Alejandro Szykula, apodado El Loco. A los 27 años, él es el responsable de los dibujos, la animación y las voces de LoCoARTS, un sitio que recibe, diariamente, más de 25.000 visitas.

¿Por qué esta tira de animación, por el momento sólo publicada en Internet, tiene tanto éxito entre niños y adolescentes? En principio quienes atrapan a los fanáticos son los personajes, más que sus dibujos. Alejo, Valentina, Carlitox y el Viejo del Bastón, son los principales. Pero también hay una buena cantidad de papeles secundarios como la Vieja, Ricardo, Tinky Winky, Matías y Gregory. Y no hay que olvidar al pájarito azul que vive afuera de la casa de la pareja que conforman Alejo y Valentina, quienes siempre miran en TV a Cara de Cocou y Pirín. Todos tienen personalidad propia, habilidades, preferencias y frases célebres. Y acá aparece el segundo punto fuerte de la serie: los diálogos son absolutamente pegadizos con algunas palabras “subidas de tono”.

Valentina dice: ”Hay que tener sexo” o ”Me tocaron el culo”, con frecuencia. Matías dice malas palabras y los gemelos Wilkinson ”Déjame ver tus senos”, entre muchas otras frases bien efectistas de todos los personajes. Los miles de fanáticos de LoCoARTS, entre los que se encuentran niños, adolescentes y adultos, repiten con frecuencia éstas y otras expresiones por el estilo. Y aunque la tira fue concebida para “adultos con mentalidad de niños”, los nenes se ríen a carcajadas cada vez que ven o recitan sus diálogos. “Yo creo que a los chicos les divierte ver algo que es diferente y que no logran entender por completo. Cuando sos chico te gusta investigar lo desconocido y te llaman la atención las cosas nuevas, distintas”, dice Alejandro Szykula quien vive de lo que hace en LoCoARTS. En ellos está volcada y expuesta la creatividad, el ingenio y la ironía del joven autor.

“Lamentablemente eso se va perdiendo por influencia de la gente que nos rodea, a medida que uno crece. Creo que los adultos fanáticos de Alejo y Valentina piensan como yo, somos adultos con mentalidad de niño”, continúa El Loco. “Los padres se alarman cuando escuchan a sus hijos repetir alguna frase “fuerte”, pero yo estoy seguro de que la sangre, la violencia o las escenas de sexo imaginario entre Alejo y Valentina, no generan ningún tipo de daño psicológico en los chicos ni los influye negativamente. Como sí lo hace gran parte de la televisión hoy en día, durante las 24 hs”, concluye sobre este tema Alejandro, de quien deriva el nombre del personaje principal: Alejo.

Alejo es, justamente, el preferido de su creador, pero “el público prefiere a El Viejo o a Carlitox. Si yo fuera ellos también los elegiría. Lo que pasa es que todavía no se vio en la serie todo lo que Alejo tiene para dar, es tímido y aún no se soltó. Tiene una inocencia muy graciosa y mucha magia encerrada que todavía la gente no conoce”, cuenta Szykula. Los colegas también tienen cosas para resaltar de LoCoARTS. Gastón Caba es ilustrador y hace animaciones cuyo protagonista se llama Juanca. Para él, el mejor personaje es El Viejo: “Me siento identificado en su manera de actuar, de hablar, de renegar y de darle a la Vieja. Me gusta mucho que aparezca de improviso, que lo dejen a gamba, que tenga chaleco, y que hable así”, asegura Caba y agrega: “me gusta porque me sorprende. Eso no me suele suceder muy seguido. Maneja muy bien los ritmos y el sonido”.

Alejandro, el de carne y hueso, asegura que lo único que Alejo tiene de él es el corte de pelo de cuando era chiquito y un buzo violeta que usó en su adolescencia. Szykula también es muy tímido y lo fue más en el pasado. De hecho, y aunque resulte paradójico, Alejandro tiene aún restos de una tartamudez que lo acompañó durante muchos años. Sin embargo tiene un manejo ágil cuando se trata de hacer las voces – todas muy diferentes – de la serie. “Cuando empecé a hacer a Alejo y Valentina me solté mucho, es como si descargara todo ahí”, dice.

Y si los diálogos son divertidos, también hay una utilización peculiar de los silencios que logran sorprender: muchas veces los personajes se quedan mudos. Por ejemplo, cuando miran televisión o viajan en el auto. Y ésta fue una de las cuestiones que resaltó el propio Marcelo Tinelli cuando lo llamó a Szykula para que participara del Show de Video Match. Proyecto que quedó en la nada después de varios dimes y diretes con la producción y que está versionado humorísticamente en el episodio Behid the Flash que se puede ver online. En relación al estilo gráfico, Alejo y Valentina son despojados, de líneas muy simples y la mayoría de las cosas tiene también escrito su nombre: el auto, la casa, el cuadro, la televisión. Sin embargo, no es todo lo que puede hacer Alejandro Szykula. En Los Timotines, otra de sus creaciones y versión homenaje de South Park, el arte es mucho más cuidado. A su vez, su destreza para el manejo de herramientas tecnológicas puede verse en el episodio The Matris o en el más reciente La Isla de Lo Mono.

Entre los episodios preferidos de Pedro A., el nene que veranea en Mar Azul, y que tiene la habilidad de relatarlos de memoria, se encuentran Mc King (con dos de las frases célebres de Alejo: "¿Y si vamos a comer comida?" y "Yo la quiero con mayonesa, sin ketchup y con mostaza"), Sucursal 77, Kill Rick y, por supuesto, La Isla de Lo Mono (donde los usuarios tienen misiones para llegar a la meta). Maxi P. está a punto de cumplir 15 años y también le encanta la tira y cuenta que “los vi por primera vez en un ciber, en el banner de una página. Así los conocí”. La serie tiene, a su vez, sus detractores y a la hora de criticarla se basan, especialmente, en el tono “chabacano” que emplea su creador.

Los fanáticos de la serie, además de asegurar las 25.000 visitas que en promedio logran cada día, y que alcanzó el récord el 20 de mayo del año pasado (30.700 visitas), tienen varios foros y muchos chicos ya asistieron a una serie de reuniones organizadas por El Loco. Las visitas provienen en un 70% de Argentina. El resto son de España, Chile, México y Estados Unidos. “Creo que se enganchan mucho con el acento argentino. Cuando aparece Víctor Sueiro en la serie, nadie sabe quién es pero entienden que es la versión real de Kenny, de South Park, porque muere y resucita cuando quiere”, explica Alejandro quien, además, es el primero que se divierte al crear un capítulo. “A veces los episodios son guionados, a veces no. Cuando escribo los guiones, me río mucho. Y cuando hago los episodios sin guión, voy dibujando y animando las situaciones en el momento, creando y grabando las voces que se me ocurren, de esa forma es mucho más divertido todavía”, cuenta.

Aún hoy, Alejandro Szykula se sigue sorprendiendo por el nivel de fanatismo que la gente manifiesta con su serie. Pero el impacto mayor llegó al enterarse de que sus animaciones ayudan a muchos chicos a recuperarse de “enfermedades, traumas o simples bajones emocionales”. “Me llegan e-mails con historias increíbles. Y lo que más me emocionó fue en vivo, en un evento de LoCoARTS al que vino un padre con su hija "Tori" en silla de ruedas y me contó que la serie le sirvió para la rehabilitación. Cosas como esas son las que me motivan a seguir haciendo Alejo y Valentina” cuenta El Loco y adelanta que este año empezará a preparar el largometraje de la serie.

sábado, 11 de octubre de 2008

Recomiendo:
http://www.debatecultural.net/humor.htm

Humor actual y politico bueno de todas partes del mundo y en todos los idiomas pero con mensajes muy claros y expresados de forma muy creativa.


Es increible de cuantas formas uno se puede expresar y las posibilidades de difusion que brinda internet.
Teniendo en cuenta nuestro trabajo, me parece de gran interes y ayuda darle un vistazo a este link.

Historietas 1940-1950

Historietas 1940-1950
Lo mejor del humor gráfico
El libro La Argentina que ríe (Fondo Nacional de las Artes) rinde homenaje a los dibujantes y las tiras que hicieron posible las "décadas de oro" del género en el país


Sábado 22 de marzo de 2008

Por Andrés Cascioli y Oche Califa Para LA NACION - BUENOS AIRES, 2008
Las décadas de 1940 y 1950 -todos lo dicen- fueron "de oro" para la historieta y el humor gráfico argentinos. Cuando nos propusimos hacer el libro que se ocupa de ellas debimos ir en busca de, al menos, dos porqués. El primero se responde con nombres de autores, personajes y publicaciones. Se responde fácilmente, ya que son tantos y tan maravillosos. Están Eduardo Ferro, Oscar Blotta, Lino Palacio, Divito, Calé, Dante Quinterno, Luis J. Medrano, entre los más notorios. Pero no son los únicos. Porque esta suerte de crónica más homenaje incluyó el rescate de firmas relegadas o directamente olvidadas, como las de Arístides Rechain, Juan Ángel Cotta o Abel Ianiro. En total veintiocho, de los que se incluye una biografía y selección de su obra. Nos traen personajes tan entrañables como Patoruzú, Langostino, Fúlmine, Galerita, Don Fulgencio. Como se sabe, el humor gráfico local tuvo un temprano desarrollo desde fines del siglo XIX con los relevantes caricaturistas de El Mosquito , Don Quijote y otras publicaciones. Luego, las revistas de interés general incluyeron secciones risueñas. En 1920 LA NACION decidió incorporar la tira diaria que se conoció como "Tifón y Sisebuta", creación del estadounidense George McManus. Así se inició un género que a la larga fue preponderante. A partir de entonces, los diarios dieron cada vez mayor espacio al chiste, la tira y la historieta - Crítica fue uno de los principales- y se afianzaron revistas humorísticas que crecieron en circulación hasta cifras hoy envidiables. Eso ocurrió antes de 1940; Patoruzú , de Dante Quinterno, comenzó a publicarse en 1936. Pero hacia ese año redondo su aceptación y periodicidad la habían instalado definitivamente y ya existían otras revistas que le competían. Además, en 1939 dejó de salir una publicación que resumió toda una época del periodismo argentino, con atisbos en la historieta y el humor político: Caras y Caretas . Fue, más que una despedida, el anuncio de que algo nuevo vendría. Y lo que vino no fue solo un grupo de revistas que renovaron el humor. Indudablemente, con ellas se manifestaba una sociedad con hábitos e intereses nuevos y distintos. Sepamos, con ejemplos amigables, que el fútbol había dado su elocuente salto como espectáculo de masas con la construcción de los estadios de River Plate (1938) y Boca Juniors (1940) y que el tango llenaba bailes multitudinarios de la mano de Juan D Arienzo, Osvaldo Pugliese y Aníbal Troilo. Hoy parece entenderse que esa sociedad optimista e ingenua se satisfacía solo con mirarse. Es verdad que también le gustaba el cine estadounidense, el italiano, el jazz y las historietas de detectives y superhéroes. Pero, sobre todo, se conformaba con productos culturales (revistas, películas, programas radiales, teatro) que eran como un espejo. Claro que en ese espejo había distorsiones. La década de 1930 y las posteriores trajeron una mano negra a la que después nos acostumbramos: la censura o la amenaza de ella, que eclipsó la orgullosa tradición de la sátira política. La discontinuó, la hizo disfrazarse, la llevó a un segundo plano. A cambio de ello, el costumbrismo se irguió como el estilo dominante. Y una pequeña sociología de los argentinos comenzó a ser delineada. Al extremo de que puede afirmarse que la mejor forma de conocer cabalmente esos años es con la lectura de las historietas y el humor. Al menos podría competir con los libros de historia, con la ventaja de no ser impugnada por ninguno de los bandos que leen de una forma u otra el pasado argentino. "Buenos Aires en camiseta", de Calé, está entre las series que muestran cómo era la Argentina de los barrios rioplatenses. Las chicas de Divito, por su parte, nos refieren que la mujer iría a ocupar un lugar cada vez más autónomo en la vida mundana. ¿Fiaquini no es la mejor caracterización del haragán de la cuadra? ¿Avivato, Isidoro Cañones, Ventajita y Purapinta no son los chantas más chantas que supimos conseguir? ¿Acaso la doble personalidad del Doctor Merengue nos indica el precoz desembarco del psicoanálisis en la Argentina? De esta manera se responde el segundo porqué de las líneas iniciales. La irrupción de Perón, en 1945, inició una nueva etapa en la vida política del país. Es cosa bien sabida. Singularmente, el 17 de octubre de ese año no solo ocurrió el hecho fundacional del peronismo, sino que también apareció una nueva revista: Don Fulgencio , basada en un personaje de Lino Palacio. Colaboraban Rafael Martínez, Landrú, Vidal Dávila, entre los dibujantes; José Gobello, León Benarós, Roberto Tálice y Héctor Gagliardi, entre los periodistas. Palacio dibujaba su personaje Cicuta, que luego siguió su hijo Jorge (Faruk). Pero un año antes había nacido otra revista que, como Patoruzú , signaría la época. Se trataba, justamente, de un "desprendimiento" de la de Quinterno: Rico Tipo , iniciativa de Divito. En ella colaborarían César Bruto, Chamico, Américo Barrios y los dibujantes Adolfo Mazzone, Pedro Seguí, Toño Gallo, Fantasio, Francho, Muñiz, Oski, Juan Cotta. El director desarrollaba sus personajes Bómbolo y Fúlmine, y Ianiro, Purapinta. Calé, por su lado, daba a conocer "Buenos Aires en camiseta". Patoruzú y Rico Tipo lideraron, durante años, el mercado con cifras mayores a los trescientos mil ejemplares por tiradas cada siete días. Ese mismo 1945, Quinterno lanzó la revista semanal de aventuras y humor para niños Patoruzito . A ella se llevó a "El gnomo Pimentón", de Oscar Blotta, y se dieron a conocer "Langostino", de Ferro y "Mangucho y Meneca", de Battaglia (y su derivación, "Don Pascual"). Parte de este equipo realizó, tres años antes, el cortometraje de animación en colores Upa en apuros , el primero efectuado en la Argentina. De visita en el país, Walt Disney fue sorprendido por esta iniciativa que conoció en una proyección privada. Un año después, Medrano, habida cuenta del éxito de su tira "Grafodramas" en LA NACION, lanzó Popurrí , "semanario humorístico del viernes". Escribían Gómez de la Serna, Conrado Nalé Roxlo, Arturo Cancela, y dibujaban Fantasio, Camblor, Alfredo Medrano, Garaycochea. Este detalle es solo la parte más visible -o más recordable- de lo que ocurría en el campo de las publicaciones. Habría que sumar a él otras tantas, así como lo publicado por los diarios o los personajes que replicaban en la radio y en el cine. El salto a la pantalla grande ocurriría, justamente, en más de un caso. En 1949 se estrenó Fúlmine , basada en el personaje de Divito y protagonizada por Pepe Arias. En 1950, Don Fulgencio , de Lino Palacio, actuada por Enrique Serrano, y Piantadino , de Mazzone, con Pepe Iglesias, el Zorro. La década del 50 parece, a primera vista, una continuidad de la anterior. Sin embargo, algunos datos indican ya el mar de fondo político que desembocaría en los hechos de 1955. Cierto. En 1951 salió a la calle Pica Pica , vinculada al diario Democracia , afín al gobierno. En ella Calé dibujaba a Galerita (un típico antiperonista) y Jorge Palacio a Mordisquito, personaje también propagandístico que en radio componía Enrique Santos Discépolo. Un año antes, empresarios de la misma afinidad política relanzaron la extinguida PBT , en la que Flax se ocupaba de la política internacional, Medrano dibujaba el logrado Contreras (otro antiperonista), y también colaboraban Horacio Rega Molina (con el seudónimo Remo Algani), Wimpi, Ramón Gómez de la Serna. Aunque en sordina, el humor político había regresado. Es verdad que no era fácil pararse en la vereda de enfrente. Bien lo supo José Antonio Ginzo, que firmaba Tristán sus caricaturas terribles contra Perón en el semanario socialista La Vanguardia , y por eso "fue a parar a la sombra", como se decía entonces. Pero el humor político anterior no solo se había bajado del caballo por precaución. En rigor, la primera etapa peronista -es decir, la sociedad que ella expresaba con acuerdos y desacuerdos- pareció no necesitar de él. De hecho, las dos revistas que hicieron campaña para la Unión Democrática y para el peronismo - Cascabel y Descamisada , respectivamente- desaparecieron después de 1945. Resulta curioso ver cómo el pelotón numeroso de creadores se desenvolvió en promociones sucesivas. Una parte surgió de la vocación pura y su única escuela fue la obsesión del dibujante cachorro, la copia y el hallazgo de un estilo a medida que se trabajaba. Esos fueron los casos de Ferro o de Medrano, y no puede decirse que se tratara de lápices rudimentarios o poco versátiles. Otros, en cambio, habían tenido estudios académicos y hasta alternaron la gráfica con la plástica: Blotta o Alcides Gubellini así lo hicieron. En algunos -Juan Ángel Cotta o Calé- son evidentes los efectos de las vanguardias artísticas, así como en Toño Gallo los de las tomas cinematográficas y la arquitectura moderna. Pero todos se hicieron, en realidad, en la fragua del trabajo, con sus cuotas parejas de industria y creación. No pocas veces, distintos lápices se alternaron y suplieron en secciones y tipos. Blotta, por ejemplo, fue el iniciador de un personaje que luego hizo famoso Mazzone: Capicúa. Los personajes forjados por Quinterno tuvieron varias manos que los continuaron, entre ellas una que el creador consideraba su derecha: la de Tulio Lovato, hombre tan esencial como invisible. Así también ocurrió que muchos optaran por más de un seudónimo o que lo compartieran. Se sabe que Lino Palacio firmó Flax sus chistes inspirados en la Segunda Guerra Mundial. El seudónimo René Foly, al pie de la sección "Ellos por Lucy" (otra muestra del nuevo papel social femenino), escondió al menos dos dibujantes: Rodolfo Claro y José Luis Salinas. En lo que ya era una tradición, los dibujantes fueron, en buena medida, quienes abrieron sus propias fuentes de trabajo. Quinterno, Divito, Ramón Columba, Mazzone, Héctor L. Torino (creador de "El conventillo de Don Nicola") no solo editaron revistas sino que constituyeron a partir de ellas verdaderas empresas editoriales. El volumen conseguido parecía el sueño del pibe hecho realidad. "Nuestras revistas de historietas -decía Columba, refiriéndose a las argentinas en general- editan ciento cincuenta millones de ejemplares por año. No hay país que nos supere en este renglón." (Las de Columba se orientaban a un rubro no menos importante y con creadores de talla internacional, como el de las historietas de aventuras.) Pero a comienzos de la década del 60 fue evidente que estas empresas antes dinámicas e innovadoras habían entrado en un nuevo tiempo que las arrinconaba. Se suelen señalar dos causas: el precio competitivo de las "revistas mexicanas" (estadounidenses traducidas e impresas en México) y la televisión. No son argumentos caprichosos. Tal vez la segunda fue la que más salió a morderles los talones a las revistas cuando hubo definido los formatos que la convirtieron en la topadora que es, con las telenovelas, los noticieros, los programas infantiles, los femeninos. Porque es indudable que, hasta la llegada de la televisión, las revistas del rubro eran las únicas que podían ofrecer -fuera del cine, que no era de consumo diario- un mundo en movimiento. Aventuras en que el ojo veía correr, saltar, gritar y vivir mil peripecias divertidas o dramáticas a numerosos personajes. Y, no pocas veces, a color. Además, a fines de 1950 ya existían indicios de cambios capitales en los gustos y el consumo culturales. Vamos a asegurarlo con ejemplos. En el rubro preciso, es evidente que la aparición exitosa, en 1957, de la revista Tía Vicenta indicaba el surgimiento de un nuevo tipo de humor. Lo llevarían adelante, además de Landrú, artistas como Quino, Kalondi o Copi, exponentes de una creatividad dirigida a un "nicho" con nuevos hábitos culturales. ¿No ocurría lo mismo en el tango, con la figura de Ástor Piazzolla, y en el cine con Leopoldo Torre Nilsson? Como fuera, el tiempo de aquellos tiempos llegó, aunque se dilatara, a su fin. Sin embargo, volver la mirada a lo que fue vale la pena por varios motivos. Sobre todo, para saber que existió y tuvo una altura que en algunos casos hoy juzgamos como inalcanzable. Y así reconocer que tenemos en nosotros mismos modelos para ser mejores.

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